sábado, 25 de octubre de 2008

Una mañana de caza

Es otoño, y está abierta la veda, el tiempo en el que se permite cazar. Estamos cambiando mucho y parece necesario, quizás, pero no me acostumbro a ese repique de tiros en la lejanía. Nuestra campiña es tomada por cazadores procedentes de media Europa con un todo incluido con perdices.

Lejos quedan los tiempos de nuestros abuelos, recargando uno a uno sus cartuchos, y con escopetas de un solo cañón donde había que ser bueno a la primera, si querías tener carne en la sartén. Los que hemos nacido en el campo aunque lo dejamos pronto por la ciudad, no olvidaremos esas jornadas de caza, ese instinto de saber donde estaría la liebre o el conejo y donde podría saltar esa perdiz.

Con mi abuelo, nunca volvíamos a casa de vacío, si no había carne para la cena, habría setas, el sentido de utilidad de la gente del campo, años después cuando el ya no salía y yo volvía sin ninguna pieza, casi siempre, no comprendía como me pasaba la mañana con la manta y la escopeta sin haber matado nada, que os dan en Madrid, decía, pero mi recompensa era la mañana en el campo, en soledad, al amparo de un chaparro, oyendo el viento en los matorrales, ese viento que aquí casi era visible y en Madrid ni se notaba.

Han sido muchas las jornanas de caza y muchos los recuerdos, desde que en aquella escuela aquel maestro nos leyó una página de Delibes y creí que alguien leía mis pensamientos, ya siempre me acompañarían sus libros, y ocupan un lugar especial en mi pequeña biblioteca.

Hoy si mis hijos me ven con la escopeta, poco menos que tengo que salir a escondidas, me dicen ¿papa no iras a matar un animal?, como nos cambia la vida, de una sociedad rural a ecologistas incapaces de matar un pollo o un conejo pero si de comérselo, como explicar que las proteínas de hace unos años eran carne de caza, no había frigoríficos ni dinero para comprar los filetes, que hoy se compran primorosamente cortados y empaquetados, como hemos cambiado y que nos dure, otra coletilla de los mayores, que nos dure.

Un recuerdo a todos los que amáis y respetáis el campo.

domingo, 5 de octubre de 2008

Vuelta a una sociedad rural?

Se ven por el horizonte de los tiempos actuales un cierto panorama oscuro. Hay quién augura que el mundo camina al borde del abismo en estos días.

La sociedad en la que vivimos nos hace muy dependientes a los unos de los otros, el vigilante de un salto de agua en una montaña, que pierde su empleo porque su empresa quiebra y no le paga el sueldo, por ejemplo, puede dar origen al caos total, porque el corte de ese fluido eléctrico puede originar la caida de todo el sistema.

Pero es que además, todos somos un poco como ese vigilante, desempeñamos funciones diariamente que están interconectadas y el cierre generalizado de empresas puede desencadenar el mayor de los caos que algunos agoreros auguran como la era Mad Max, caos total, el Estado y los servicios públicos desaparecen, hay que sobrevivir por tus propios medios.

Este Caballero Andante que hace estas reflexiones, piensa que el efecto mariposa que puede producir este vigilante de salto de agua que es despedido, no llegará a tanto, pero si puede dar origen a un cambio en la sociedad tal y como la conocemos hoy día. La historia de la humanidad está llena de grandes convulsiones de todo tipo, y nuestra sociedad puede llegar a encontrarse un día en la base de la pirámide de Maslow, es decir, lo importante es sobrevivir, vamos, no morirse de hambre.

¿Que vale más un billete de 500 euros o media docena de huevos?, está pregunta tan obvia para la gente joven, no tiene una respuesta tan clara, por ejemplo, para nuestros mayores que vivieron situaciones difíciles no hace tantos años. Un papel morado como este del que hablamos, dudo que alguien lo aceptara a cambio de una simple lata de atún, en caso de un desabastecimiento generalizado, por ejemplo.

Amigo mesetário, no estaría de más instruirnos en el ejercicio de la agricultura y otros ejercicios de sabiduría popular.

¿Cómo se siembran y cultivan las patatas, tomates, etc?
¿Cómo se cultiva la tierra?,
¿Cómo se trata un catarro y otras dolencias sin medicinas?
¿Qué comen los conejos y como se les quita la piel?
¿Cómo se despluma un pollo?

La capacidad de adaptación del ser humano es deslumbrante, nuestros genes llevan en su memoria la capacidad de adaptación a todo tipo de situaciones producto de la evolución de millones de años.

Aprende y se feliz, y que nadie te confunda, incluido este caballero andante perdido en la meseta y un poco despistado.