jueves, 6 de noviembre de 2008

De la cultura rural y el bienestar urbano.

Amigo/os desconocido/os, sobre la respuestas a mis líneas apresuradas anteriores y quizás poco pensadas, no puedo estar mas de acuerdo con las observaciones que se hacen.

Es por ello, que aprovecho tus comentarios para iniciar estas líneas.

No sé si hay que hacer campaña por la gente del campo, pero si tengo que decir de ellos, que no estaría de más incluir en los centros de enseñanza a estas personas. Ellos, sin haber estado en ninguna escuela, en muchos casos, son depositarios de la sabiduría popular, que poco a poco se pierde. Ningún maestro ni catedrático o doctor me han enseñado, lo que significa que el lucero viene bajo, que la montaña coronada de nubes tiene un significado, que las retamas con muchas semillas presagia un buen año de cosecha, que la observación de los primeros días de agosto, las cabañuelas, nos anuncian como será en año siguiente, y muchas más observaciones del mundo que nos rodea, transmitido de generación en generación.

Lamentablemente, el mundo rural es un gran desconocido, solo hay que mantener una conversación al borde cualquier cuneta con ese pastor que cuida su rebaño, de los pocos que van quedando, y darse cuenta que esta forma de vida se acaba. La economía de la gente del campo está muy resentida, los precios como hace veinte años, los abonos y los piensos, al contrario, por la nubes.

Volviendo a nuestros mayores, hay otra expresión que no se me olvida, “si pensáis que la gasolina es cara, no os podéis imaginar los precios del pan, la leche, la carne, si dejamos que otras países nos los suministren, por eso nos pagan las subvenciones”, hay que proteger el campo y a sus gentes porque dependemos de ellos.

Los que vivimos en el mundo occidental disfrutamos de una sociedad de privilegio, inspirada en la sociedad griega de hace más de dos mil años. En la Grecia que inspira nuestra forma de vida actual, paradójicamente la mayoría eran esclavos, solo una minoría disfrutaba de ciudadanía y libertad, a ellos les debemos los principios de la forma de organización de la vida actual.

Pues bien, afortunadamente para nosotros, algunos disfrutamos de esa libertad, respeto a las personas, democracia formal y respeto a los derechos humanos, pero a nivel global estamos como en la antigua Grecia, la mayoría de ciudadanos del mundo son esclavos de alguna manera, esto es lo que debe cambiar y ese cambio, significa que nosotros los privilegiados, tenemos que ceder.

Una reflexión ecologista final, “Los ciudadanos de Asia nunca podrán tener papel higiénico en sus servicios, no hay bosques suficientes en el mundo para satisfacer tal demanda”

Esta imagen trasládala, a cualquier bien de consumo en occidente, coches, calefacción y en definitiva todos los productos que consumimos en nuestras sociedades del bienestar.

Es necesario reflexionar y plantearnos como debe ser nuestro futuro.
Un saludo de este Caballero Andante mesetario.

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